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En La India malviven alrededor de 40 millones de viudas. La mayor parte de sus ciudades y calles están transitadas por mujeres anónimas, sin identidad, que vagan por ellas sin ningún rumbo, sin ningún destino. Son como fantasmas que habitan un cuerpo que ya no es el suyo, despojadas de todo futuro, de cualquier sueño.  Son invisibles para la sociedad. Ellas no lo han elegido, en la democracia más grande del mundo, ironías de la vida, la tradición es la que manda y una mujer que queda viuda es una muerta en vida. El marido fallece y con él pierden su condición de pertenecer a la sociedad.

Habana Vieja
Desde la azotea

Viuda en India, muerta en vida

"Trae mal fario, por eso nadie se acerca a ella, es repudiada por la sociedad y lo que es aún peor por su propia familia, que le arrebata incluso todas sus pertenencias. Desciende a la casta más baja, la de los intocables. Su único destino: la mendicidad. Sola, sin nada ni nadie a su lado, la viuda deambula de un lado a otro en busca de algo que echarse a la boca"

 

Habana

Según la tradición patriarcal hinduista, una mujer viuda solo debe esperar la muerte. Hoy en día, aunque prohibido por ley, todavía se registran casos de la práctica del satí. Tras la muerte del marido y en los gaths de cremación, la viuda arroja su cuerpo en vida a las llamas de la pira funeraria de su esposo para dejar de ser impura. Un acto que la convierte en una figura venerable. El satí, alude a la diosa del mismo nombre, que según la mitología hindú ardió por amor en la hoguera de su esposo Shiva. El ritual fue prohibido por primera vez en 1829 cuando India aún era colonia británica.

Se trata de un sacrificio "voluntario", pero en realidad muchas mujeres se vieron obligadas o forzadas por su propia familia o comunidad a esta especie de homicidio-suicidio. Hoy en día, tras su abolición, se registran dos o tres casos por década. En 1.800 provocaba más de 500 muertes al año.

La mujer fuera del matrimonio en India, simplemente no existe. Sin derechos ni pertenencias y en muchos casos expulsadas del hogar por sus propios hijos se convierten en sombras para el resto. Esperan su muerte, sin más, en soledad, al lado de los ríos sagrados. Mientras que los varones que enviudan pueden casarse en segundas nupcias, la mujer, que por ley podría hacerlo también, es estigmatizada por la sociedad.

Marginadas, muchas de ellas caen en la locura, pierden el juicio y repiten una y otra vez vaguedades inconexas con quienes se cruzan en su camino. Es la desesperanza de quien lo ha perdido todo, de quien no tiene la oportunidad de volverlo a recuperar. Nadie se les acerca, traen mal augurio, han descendido a la categoría de los intocables, la casta más baja de la India, la de los impuros. Están condenadas a vestir de blanco, rasurarse la cabeza, deprenderse de sus joyas y abalorios e ingerir una sola comida, así los demás podrán distinguirlas si se ven frente a ellas.

Algunas, cada vez más, han decidido no cumplir con este código de vestimenta a rajatabla. Pero, también son muchas, que sin un lugar donde refugiarse, acuden en peregrinación a la ciudad sagrada de Vrindavan, donde los hindúes creen que el dios Krishna pasó su infancia. Conocida como la "ciudad de las viudas", en ella sobreviven más de 20.000 mujeres jóvenes, de mediana edad y ancianas que solo esperan que su cuerpo abandone esta vida en el río Yamuna para romper así con el ciclo de la reencarnación.

En India, no es extraño encontrar a niñas-viudas, debido a la costumbre de casarlas a muy temprana edad con varones mucho mayores. Una menor con 10, 12, 14 años puede correr la misma suerte que una mujer viuda de mediana edad. Pero, su tragedia es aún mayor, ya que otros aprovechan su debilidad para abusar sexualmente de ellas y terminan abocadas a la prostitución, porque ya no importan nada ni a nadie.

Ser mujer en La India es como una carrera de obstáculos; sus padres deciden su futuro, la muerte de sus maridos, las entierra en vida; sus hijos se encargan de desposeerlas de sus pertenencias y la sociedad de convertirlas en simples despojos.

Desde 1956, las leyes establecen que las mujeres poseen los mismos derechos que un hombre a percibir su herencia. Pero, la realidad es bien distinta, gran parte de ellas son analfabetas o no tienen acceso a ninguna información, lo que provoca que en la mayoría de los casos, sus familias abusen de su vulnerabilidad para apropiarse de sus posesiones.

Por lo común, una mujer en India no tiene futuro. Una viuda, está muerta en vida.

Las viudas traen la peor de todas las malas suerte. Al mirar a una viuda, ningún buen augurio se avecina; a excepción de la propia madre, todas las viudas están vacías de cosas buenas. Un hombre prudente debe evitar su bendiciones como el veneno de una serpiente, Skanda Purana, antiguo texto hindú.

 

India 2011

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